Berganciano
Hay un libro titulado "Berganciano desde mediados del Siglo XVIII" escrito por D. Juan Antonio Ruano Ramos, del cual transcribo lo siguiente:
"Carácter del campesino de Castilla
De la inseguridad atmosférica se origina en el labrador una desconfianza en sus propias fuerzas y en la asistencia del sol y del agua que necesita, que si lo hace providencialista, creyendo que Dios hace bien todas las cosas y le hace recurrir a El con rogativas si faltan las lluvias, por otra parte lo hacen desconfiado hacia sus convecinos y hacia la vida misma, haciéndolo insatisfecho y receloso. Por eso nunca dirá que las cosas van bien: lo más que admite es que el año ha sido regular.
El castellano es seco como su tierra.
Si el hombre es un ser sociable por naturaleza, el castellano lo es algo menos que los demás hombres. Se cumple en su vida un hecho pisológico: pocos hombres demasiado juntos y demasiado tiempo no suelen vivir en armoniosa convivencia y, si la virtud impide la guerra declarada, la envidia no suele estar muy alejada de los pueblos pequeños.
Por su falta de organización y por estar acostumbrado desde pequeño a resolver por sí mismo todos sus problemas, no cree en la eficacia del trabajo en común, en equipo, de la unión en cooperativas de explotación y comercialización de sus productos y tiende a agrupar sus tierras, no para una explotación más racional, sino para poder llamar suyo a sus tierras, sus fincas, aunque tenga que prescindir d ela explotación de ovejas que hay que suprimir, porque no pueden revolverse en la finca y sin que pueda reunir las fincas en su totalidad por estar divididas y catastradas en distintos lotes.
Parece que se rige por la máxima: "Lo mío es mío y lo de todos no es de nadie".
"Carácter del campesino de Castilla
De la inseguridad atmosférica se origina en el labrador una desconfianza en sus propias fuerzas y en la asistencia del sol y del agua que necesita, que si lo hace providencialista, creyendo que Dios hace bien todas las cosas y le hace recurrir a El con rogativas si faltan las lluvias, por otra parte lo hacen desconfiado hacia sus convecinos y hacia la vida misma, haciéndolo insatisfecho y receloso. Por eso nunca dirá que las cosas van bien: lo más que admite es que el año ha sido regular.
El castellano es seco como su tierra.
Si el hombre es un ser sociable por naturaleza, el castellano lo es algo menos que los demás hombres. Se cumple en su vida un hecho pisológico: pocos hombres demasiado juntos y demasiado tiempo no suelen vivir en armoniosa convivencia y, si la virtud impide la guerra declarada, la envidia no suele estar muy alejada de los pueblos pequeños.
Por su falta de organización y por estar acostumbrado desde pequeño a resolver por sí mismo todos sus problemas, no cree en la eficacia del trabajo en común, en equipo, de la unión en cooperativas de explotación y comercialización de sus productos y tiende a agrupar sus tierras, no para una explotación más racional, sino para poder llamar suyo a sus tierras, sus fincas, aunque tenga que prescindir d ela explotación de ovejas que hay que suprimir, porque no pueden revolverse en la finca y sin que pueda reunir las fincas en su totalidad por estar divididas y catastradas en distintos lotes.
Parece que se rige por la máxima: "Lo mío es mío y lo de todos no es de nadie".
Etiquetas: Berganciano, Salamanca
1 Comments:
Muy buena, curiosa e interesante la definición que hace el autor de nuestras tierras castellanas y gentes.
Tendrás que regalarnos alguna perla más de las que vayas encontrando en este libro.
Me viene una pregunta: ¿Son nuestras gentes en la actualidad, igual que aquellas que describe o los tiempos y ellas han cambiado? - Manolo-
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